¿Alguna vez has notado tus encías inflamadas? ¿Te molestan al cepillarte los dientes o al tocarlas? ¿Incluso te han llegado a sangrar en alguna ocasión? Todos estos síntomas están relacionados con las enfermedades periodontales como la gingivitis y la periodontitis.

Ambos problemas dentales son más frecuentes y comunes de lo que puedas imaginar. De hecho, en la actualidad tan sólo un 14,8% de los adultos de entre 35 y 44 años tiene las encías completamente sanas.

Aunque a primera vista pueda parecer un problema sin demasiada importancia, la realidad es que es necesario acudir al dentista en cuanto aparezcan los primeros síntomas de inflamación en las encías. Se trata de un problema bucodental que es necesario que sea revisado por profesionales. Desde Clínica Dental Arrasate, te damos una serie de recomendaciones para mantener tus encías en buen estado. ¡Toma nota!

¿Qué puedo hacer para mejorar la salud de mis encías?

Tu rutina diaria relativa tanto al cepillado, la alimentación o al uso del hilo dental u otros elementos que ayudan a complementar la limpieza de los dientes y boca, resultan esenciales para lograr unas encías completamente sanas.

En nuestra clínica dental en Mondragón, nos hemos encontrado con casos de pacientes que mostraban enfermedad de las encías en un estado avanzado y, ésta, no solamente había afectado a la estructura de las encías, sino que había provocado daños también en los dientes y huesos que los soporta.

Para evitar que el sarro y la placa bacteriana terminen afectando al estado de tus encías, toma como hábito diario el cepillarte los dientes tras cada comida, realizando suaves movimientos durante el cepillado. Utiliza una pasta de dientes adecuada y renueva tu cepillo de dientes cada 3 meses para impedir que las bacterias que se acumulan en él terminen en tu boca.

¿Por qué se retraen las encías?

El aspecto normal de unas encías sanas es de color rosado, sin inflamación y sin molestias para el paciente. Cuando se trata una inflamación de encías (gingivitis) el proceso de curación provoca una retracción y queda al descubierto más superficie de diente que, antes, estaba cubierta por las encías, alterando la estética.

Este problema no surge de manera repentina, sino que es progresivo y se agrava, principalmente, por una higiene dental deficiente y procesos de gingivitis repetidos.